¿Quién Soy?

Mi nombre es Alejandra Castellanos, y todo comenzó en Tucson, Arizona, cuando mis hijas tenían tres y un año de edad y las hacían sentir mal sus compañeritos de escuela porque a veces ellos no estaban de humor y no querían juntarse con ellas o les pegaban o no les querían prestar algún libro o algún juguete.

Como adulto comprendes que a veces los niños no están de humor; como mamá quería protegerlas de todo y de todos, pero supe que no podía simplemente desvanecer la maldad.

Entonces empecé a observar las malas acciones de las personas en las noticias, en las redes, en mi colonia, en mi familia e incluso en mí. Y me llegaron las preguntas ¿Por qué tenemos malas acciones? ¿Qué nos lleva a ello? ¿En dónde empieza?

Buscando respuestas a esas preguntas, me inscribí a cursos de Educación en los niños, leí libros como “Transforma las Heridas de tu Infancia” de Anamar Orihuela, “Cómo enseñar Valores que duren” de Pablo Zamora, “Padres conscientes” de Shefali Tsabary, sobre Inteligencia Emocional como el libro del Sr. Daniel Goleman, y otros más.

Asistí a talleres de Educación para Padres y me gustó tanto que a pesar de tener la carrera en Administración me inscribí en un Diplomado en Psicología y decidí recorrer esa rama.

Con las actividades entre padres e hijos que había en la escuela de mis hijas, me llegó el cariño por la escritura para niños y presenté a mis hijas y a sus compañeros un par de cuentos escritos por mí, con marionetas hechas de cajas de cereal y cartelones con dibujos, asegurándome de que los pequeños se llevarán un buen mensaje de manera divertida.

Eso me motivó a seguir escribiendo con el objetivo de apoyar, en especial, a los pequeños en el aprendizaje y con este motivarlos, y al motivarlos ayudarlos en su autoestima pues al tener confianza en uno mismo nos volvemos menos vulnerables ante cualquier persona y evento.

Seguí inspirada en hacer cuentos manipulables y cómodos y después de unos años, de regreso a mi país México, cree una pequeña colección de Cojines Didácticos los cuáles contenían historias impresas en tela, acompañadas con juegos, colores y texturas para aprender y convivir. Todo dentro de un cojín que al cerrarlo pudieran los niños acomodarlo para descansar y abrazar.
Otro de los objetivos era que los padres convivieran con sus hijos participando en las lecturas y los juegos de los cojines con el fin de construir un lazo fuerte de amor entre ellos.
 
En fin, la idea para mí era maravillosa, recordé temas de mi carrera, aprendí a coser a máquina, a diseñar los juegos y los cuentos, contraté a una persona que me imprimía en tela, mandé a hacer mis etiquetas, registré mi marca y mis pequeños cuentos. Además de invertir tiempo y dinero en redes, bazares, talleres; me integré a un grupo de alrededor de 100 nuevos emprendedores para impulsar mi nuevo negocio.
 
Pero el esfuerzo de cuatro años no llegó a mucho y solo pocos cojines fueron adquiridos sin lograr ser un negocio rentable, por lo que decidí atesorar todos los patrones, fotos, videos y archivos en una carpeta e intentar algo nuevo.

De Cojines a Resabios

Después del triste intento de mis Cojines Didácticos, durante un año, la idea de escribir seguía y las preguntas aquellas del comportamiento de las personas resurgieron, entonces trabajé en los malos hábitos y los aterricé en personajes.
Seguí leyendo, escribiendo, ideando, investigando, equivocándome e incluso me inscribí a un Máster de Autoestima, Asertividad y Resolución de Conflictos y un día, después de rascar, pensar y dibujar sin soltar mi persistencia apareció el concepto de Los Resabios y de ahí las historias basadas en hechos reales, aunque con un poco de magia dedicadas con mucho cariño a los niños pequeños y a los niños que llevamos los adultos dentro y que algo necesitamos sanar.
 
Surgieron los colores, los nombres, las figuras y por supuesto, las historias. Ahora están descritos, registrados y participan en nuestra vida diaria.